"Si somos
libres”
Flori había escrito en su
cuaderno las palabras del gran Padre de la Patria: “Si somos libres, todo nos
sobra”. - ¿Qué quiere decir mami? – espetó sin pausa. Y yo, ante su mirada
expectante me quedé sin palabras, por un momento titubee, sí, titubee, hasta
que al final respondí: - ¿Puedo contestarte en un ratito? - respondí sin más.
La libertad aquella que me
habían enseñado en mi niñez se desmoronaba como quien tumba de una patada una
pila de ladrillos, imágenes desordenadas surcaban raudamente mi mente, nada
tenían que ver con la paloma blanca, ni la rama de olivo o laurel, era algo
más, era elegir entre un caramelo y un chocolate, una zapatilla de marca o una
trucha, una madre que puede escoger entre acompañar a sus hijos a la escuela o
ir a mendigar a las calles, el de hacer largas colas por una limosna o trabajar
dignamente por el plato de comida.
Es habitual escuchar: “Soy
libre para hacer lo que yo quiero” pensamiento que favorece en el hombre la
libertad física e irracional dominado por impulsos ciegos del instinto animal,
la libertad es más que eso, no nos da licencia para obrar maliciosamente sino
para proporcionarnos la gloria de hacer el bien., recordé también los versos de
Hernández en “Martín Fierro”: Viene el hombre ciego al mundo/cuartiandolo la
esperanza/y a poco andar ya lo alcanzan/las desgracias a empujones/!Jué
pucha!que trae liciones/!el tiempo con sus mudanzas!.
Esto me recordó la
esclavitud que proporciona el alcohol, las drogas, la violencia. En fin.
Todas estas figuras
iluminaron mi sentido. Llamé a mi hija -¡Flori, Flori! Ya tengo la respuesta:
la verdadera libertad arranca desde el amor, un acto libre proyecta tu
personalidad al infinito pues si haces lo que debes hacer a la luz de la recta razón
serás feliz, cuando no necesites sacudirte el peso del trabajo sino cuando lo
lleves voluntariamente obtendrás la verdadera libertad. ¡Ah! Una cosa más
expresé, no olvides nunca, pero nunca, que tienes la libertad de llevar cadenas
si tú quieres, ya que, una cadena de oro es, al fin de cuentas, una cadena que
también te esclaviza.
Graciela Pellegrino
No hay comentarios:
Publicar un comentario