
¿Quiénes merecen el oro? Todos sabemos el sacrificio que cuesta el tratamiento de poder acercarse a la perfección, porque... perfectos, perfectos, ningun ser humano creo, que pueda jactarse de ello. Sólo Dios, lo es, los demás vivimos tratando de igualarlo o superarlo y así, de ese modo, lo único que logramos es sumar deficiencias, como lo es enriquecer la soberbia y empobrecer la humildad, porque nuestra identidad cultural o nacional no es indivisible ya que existen otras identidades colectivas que nos definen como individuos permitiéndonos actuar como puente de comunicación y favoreciendo la convivencia en el plano cotidiano.
En este mundo cada vez más globalizado se hace necesaria la promoción de la diversidad cultural como elemento de riqueza y como una de las principales herramientas de prevención y resolución de conflictos. La pluriculturalidad debe garantizar el derecho a vivir en un rico entorno de conocimiento recíproco y de respeto mutuo entre personas y grupos con otros orígenes, lenguas, religiones y culturas, y así encontrar terrenos comunes de comunicación y pertenencia entre individuos diferentes. Esta reivindicación reconoce el abandono especial sufrido por estas minorías, subordinadas en su mayor parte por un estado nacional que los olvida y abandona. Es por eso que se hace necesario reivindicar los Juegos Paraolímpicos
que comenzaron 13 días después de la clausura de
Esta bienvenida otorgada a miles de deportistas de élite discapacitados que participaron en
Se hace necesario entonces agradecer la representación de nuestros atletas argentinos y homenajearlos desde este blog a los yudocas Fabián Ramírez y Jorge Lencina que ganaron medallas de bronces y a los nadadores argentinos Ariel Quassi y Anabel Moro que pese a no quedar entre los primeros hicieron el mayor esfuerzo por lograrlo, esfuerzo que muchas veces
ni siquiera intentamos. Con la intención de revalorizar y dignificar al ser humano quiero compartir con ustedes esta historia:
Se Venden Cachorros
Un comerciante estaba clavando sobre la puerta de su tienda un letrero que decía: Se venden cachorros. Letreros como ese tienen una atracción especial para los niños pequeños y efectivamente, un niño apareció bajo el letrero.
-"¿Cuánto cuestan los cachorros?" preguntó. "Entre $50 y 80 pesos" Respondió el vendedor.
El niño metió la mano en su bolsillo y sacó un poco de cambio, -"tengo $8"- dijo -"¿puedo verlos, por favor?" El vendedor sonrió y silbó, y de la cucha de los perros salió Dama, que corrió por el pasillo de la tienda seguida de cinco pequeñas diminutas bolas de pelo. Un cachorro se estaba demorando considerablemente. El niño inmediatamente distinguió al cachorro rezagado... ¡era rengo!.
-"¿Qué le pasa a ese perrito?"- preguntó. El vendedor le explicó que el veterinario había examinado al cachorro y había descubierto que le faltaba una cavidad de la cadera y que cojearía por siempre. Estaría lisiado toda su vida.
El niño se entusiasmó. "Ese es el cachorro que quiero comprar" dijo. "No, tú no quieres
comprar ese perrito. Sí realmente lo quieres, te lo voy a regalar" dijo el señor.
El niño se enojó mucho. Miró al vendedor directo a los ojos, y moviendo el dedo replicó: "No quiero que me lo regale. Ese perrito vale exactamente tanto como los otros perros y voy a pagar su precio completo. De hecho, ahora le voy a dar los $8 y luego $10 por mes hasta terminar de pagarlo"
El comerciante contestó -"Realmente no debes comprar este perrito. Nunca va a poder correr, brincar ni jugar contigo como los otros cachorritos"-
Al oír esto, el niño se agachó y se enrolló la pierna del pantalón para mostrar una pierna izquierda gravemente torcida, lisiada, sostenida
por un gran aparato ortopédico de metal.
Miró al vendedor y suavemente le respondió:
"Bueno, yo tampoco corro tan bien que digamos, y el cachorrito va a necesitar a alguien que lo entienda."
Entonces...
¿Quiénes se merecen el oro?
Graciela
Si compartís esta opinión, no dejes de escribirme. Gracias.
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