
¿Por qué hablar de Borges?
Porque hace 123 años, nacía un 24 de agosto de 1899 uno de los
escritores más importantes del siglo XX, que creador de una literatura
única, una literatura que versaba de manera muy ingeniosa sobre el tiempo,
el universo, los mitos y el ejercicio mismo de la escritura, que escribió gran
parte de su obra estando ciego.
Podría decir que mi encuentro con Borges, cuando yo tenía 18
0 20 años, fue difícil, no lograba entenderlo y me repetía que como se lo
candidateaba para el Nobel si su escritura era inentendible, con el pasar de
los años y estudié y analice su literatura lo amé. Era un escritor que aparecía
como imprescindible para todos los estudiosos de la literatura española. Así
que me atreví a leer alguno de sus cuentos y me dije «¡Madre mía!». ¡qué
maravilla! Y no pude dejar de leer sus poemas y sus cuentos. Y comprendí que en
esos años de juventud no estaba preparada para enfrentarme a Borges, para
digerirlo como se merecía, como lo hice Años después.
El esfuerzo para entrar en el universo borgiano fue notable.
Comencé a leerlo de otra manera, con más calma y saboreando su estilo. Su
lenguaje. Ese español que suena tan bello y tan profundo. Con LA CASA DE ASTERIÓN caí
rendida a sus pies y hoy me confieso una de sus admiradoras.
La obra de Borges posee una trascendencia universal ya que sus escritos
plantean inquietudes esenciales para la humanidad. La vida de Borges, su
infancia, su educación y sus viajes lo dotan de una personalidad única que lo
lleva a crear mundos poblados por intrincadas bibliotecas y arduos laberintos, debido,
tal vez al amor por la cultura y los idiomas heredada de sus padres que hizo de
él un lector procaz y voraz; y que le permitió escribir desde muy joven,
publicando su primer trabajo a los diez años de edad.
“Si tuviera que señalar el hecho capital de mi
vida, diría la biblioteca de mi padre. En realidad, creo no haber salido nunca
de esa biblioteca. Es como si todavía la estuviera viendo…”.
“Mi infancia son recuerdos de Las mil
y una noches, de El Quijote, de los cuentos de Wells, de la Biblia inglesa, de
Kipling, de Stevenson…”.
Su paso por el colegio no fue feliz; fue objeto de burla por ser un
sabelotodo, por llevar gafas y por su tartamudeo. Lo que aprendió, básicamente,
fue a pasar desapercibido.
En 1914 su padre, que sufre
una enfermedad ocular heredada que lo afectará también hasta dejarlo ciego,
decide viajar a Suiza para consultar a un oftalmólogo. Pero El estallido de la Primera
Guerra Mundial obliga a prolongar la estancia durante cuatro años. por
lo que estudia allí el bachillerato (1914-1918) y perfecciona el francés.
También estudia alemán, simplemente usando un diccionario inglés-alemán.
A finales de 1918, la familia se traslada a España allí conoce
la vanguardia literaria; en concreto, se une al grupo ultraísta. Conoce a los
principales escritores españoles de la época, a quienes considerará grandes
maestros: Rafael Cansinos-Assens, Ramón Gómez de la Serna, Valle Inclán y
Gerardo Diego.
Y así regresa a Buenos Aires trayendo las nuevas
innovaciones vanguardistas.
Comenzando a destacarse como poeta y ensayista; para convertirse en el maestro del cuento y también de los poemas como el que recrea en este poema la presencia vívida del clásico compadrito.
Milonga de Jacinto Chiclana