Narraciones...
Harry
y Justín
Londres, con
sus calles repletas de turistas, sus tan características cabinas telefónicas y
un inmenso cielo gris que estaba a punto de dejar caer lágrimas dulces sobre el
iluminado rostro de la joven, que se encontraba observando el Big – Ben como si
fuera la cosa más asombrosa de la Tierra. Justín estaba cumpliendo su sueño,
sí, ella siempre había anhelado viajar a Inglaterra. Se pasaba días enteros
informándose sobre sus costumbres, sus atracciones turísticas y los edificios
más importantes. La maravillaban las típicas casitas inglesas y los inmensos y
majestuosos palacios.
Un gruñido
proveniente de su estómago la hizo caminar hacia un café situado a pocas
cuadras. Se instaló en la única mesa que encontró desocupada y a los pocos
minutos sintió la presencia de alguien más; al levantar la vista, sus ojos
chocolates, se encontraron con una profunda e intensa mirada. Una sonrisa se
formó en los labios del joven que se encontraba frente a ella, al mismo tiempo
en que le preguntaba amablemente si podía sentarse allí. Justín, tardó un poco
en responder, ya que aún no manejaba muy bien el inglés, y un sí escapó de sus
delicados y gruesos labios. El chico de cabello rizado, que respondía al nombre
de Harry, notó que su acento era diferente y comenzó a hacerle preguntas.
Dos horas más
tarde, Justín se despidió de su nuevo amigo, ya que debía irse a acomodar su
equipaje al edificio, con la esperanza de volverlo a ver.
Al día
siguiente, la joven decidió salir a dar un paseo por las calles transitadas de
la bella ciudad. Al abrir la puerta se encontró con una cara que le resultaba
familiar. ¡Claro! ¡Era Harry! ¿Qué hacía él allí? El chico la saludó con una
gran sonrisa y un beso en la mejilla, y le comentó que vivía en el departamento
de al lado. Después de una corta charla, Harry se ofreció para acompañar a
Justín en su paseo.
Así pasaban
todos sus días, Harry le mostraba la ciudad a Justín y la llevaba a lugares
mágicos y soñados de los que ella nunca supo nada. Vivían riendo, se divertían
como niños de 6 años, y de vez en cuando el chico le robaba un par de besos a
la joven ¿Para qué ocultarlo? Aquellos jóvenes se habían enamorado y eso se
podía notar ante la mirada de cualquier persona.
El día llegó,
ya había pasado un año y medio desde que Justín estaba en Londres y era hora de
regresar a casa. El viaje había sido increíble, mucho más de lo que la chica
había imaginado, fue lugares a los que no tenía pensado ir y recorrió todas y
cada una de las calles de ciudad, y todo gracias a Harry ¿Cómo iba a hacer
Justín para estar lejos del chico al que amaba? ¿A quién iba a mostrarle la
ciudad Harry si no era a ella? Allí se encontraban…con sus manos entrelazadas y
mirándose fijamente a los ojos. Él la abrazo con todas sus fuerzas. Ella
lloraba sin cesar. El taxi que la llevaría al aeropuerto llegó, Justín no
quería irse y Harry no quería que se vaya. La joven subió al auto y extendió la
mano para saludarlo por última vez…
En el momento
en que el vehículo arrancó, Harry sintió un nudo en su pecho, que iba creciendo
a medida que el taxi se alejaba. No lo soportó más, no podía dejar ir de ese
modo a la chica que había conquistado su corazón. Frenó un taxi y le dió al
conductor las indicaciones necesarias para llegar al aeropuerto.
Estando allí,
comenzó a correr con todas sus energías, subiendo y bajando escaleras y
esquivando todo obstáculo que se cruzara en su camino. Desesperado y frustrado
por no encontrarla, cuando ya casi estaba por darse por vencido, la vio entre
una multitud que estaba por ingresar al interior de la nave. Gritó varias veces
su nombre, llamando la atención de la gente, pero ella no escuchaba. Harry tomó
aire y ya con la voz entrecortada gritó por última vez, finalmente ella volteó;
al verlo abrió los ojos como platos y una expresión de asombro inundó su
rostro. Corrió como pudo y se abalanzó hacia él, los brazos de Harry la
rodearon con todas sus fuerzas.
Tiempo
después…
La familia de
Justín decidió mudarse a Londres, ya que su padre consiguió un buen empleo
allí. Estaban todos juntos, ella, Harry, la familia de ella y por supuesto la
de él. Todos eran muy felices.
Selene
Bender
2do.
Año 2014
EESO
N° 304